Las flores de mayo: especial de poesía sonorense I: Manuel Parra Aguilar

Ya se fueron las flores de mayo y la gran misión del centro de nuestros ojos siempre ha sido congregar la poesía sonorense de pasado, presente y futuro. Para formar a lo frankinstein un corpus accesible. Dignidad para los que escriben y los que leen. Con esto en mente barajeamos hacer este especial para mayo, cosa que weno, nunca pasó, pero más vale en junio que en las nieves de enero ¿vdd?

Esta primera entrada tenemos a un consagrado poeta que funge de punto cardinal importantísimo, no solo por su trayectoria sino por su propuesta dialógica con la poesía sonorense, adscrito a una tradición menos destripada y pasional, más apegada a la órbita elíptica y preciosa de las poéticas Ricardo Solisistas e Iván Figueroneanas. Esta otra tradición oculta de poesía sonorense, de una potencia discreta, pero monstruosa que podría rastrearse hasta Mosén y se ve influenciada después por corrientes de la poesía modernista americana.

Leer al Parra, abrir uno de sus libros, es meterse a un rabbit hole de cualesquier sea el tema que decida tratar, un universo donde la curiosidad y el extrañamiento se erigen como las leyes principales de la física y, de esa forma, configura una aventura para nuestra gnosis y sentidos. Traemos a continuación una serie de poemas pertenecientes a su libro Pertenencias que nos gusta entender sí como cosas que se tienen, pero también cosas a las que pertenecemos, para bien o para mal, cosas que nuestros ojos han visto miles de veces, nos han alimentado, se han enredado con nuestros recuerdos. Nombres que resuenan, sabores que seguimos buscando, memorias embotelladas. Manuel Parra evoca esas emociones hablando de marcas gringas, máscotas de compañías, logos, ídolos del marketing, así nomás quedó. Dense el espacio de leer estos poemas y entrarle después a un libro al que Donald Draper le dedicaría un nod, un gesto afirmativo y sensual.


TRIBUTE TO GREEN GIANT FRESH

Me interno en el valle del feliz Gigante Verde
Y veo las cosas buenas de la huerta.

Ho Ho Ho

Escucho la risa que inunda el valle.
I do’t wanna to live on the edge of the world.

Mi mirada se aleja entre los guisantes.

Ho Ho Ho

Is there no woman of his size?
There’s no woman of his size!

De pie y sonriendo,
Con las manos en sus caderas,
Los felices gigantes me miran.

Ho Ho Ho


TRIBUTE TO AUNT JEMIMA FROZEN BREAKFAST

Aunt Jemima, chilló Nancy Green.

Aunt Jemima, gritó la negra.

Aunt Jemima, de cuando en cuando por la cocina.

Aunt Jemima, mami, debajo de una cabeza llena de pelo oscuro.

Aunt Jemima, con la harina se hizo un delantal.

Aunt Jemima, con el delantal se hizo un pañuelo.

Aunt Jemima, la superficie de su rostro sugiere una sonrisa.

Aunt Jemima.
Aunt Jemima.

—What is her name, mami?

Aunt Jemima.

—My name is not a name yet, responde.


TRIBUTE TO HEINZ BOTTLE OF KETCHUP

En el cultivo de rábanos y sauerkraut
Henri John Heinz invierte su dinero.

Viene a ofrecer un poco de su nuevo producto:
«Grown not made©».

A veces desvía su mirada hacia el tren que se aleja de nuevo a Sharpsburgh
O viaja como por un sueño hasta detener la mirada frente a una zapatería
Donde podemos ver sus ansias de medirse veintiún pares diferentes.

A veces sus palabras conservan un significado desconocido,
Algo semejante a la salmuera.

En el cultivo de rábanos y sauerkraut
Henri John Heinz invierte su dinero.
Nació en Birmingham.
Creció entre hortalizas.
Amó el negocio.


TRIBUTE TO STARBUCKS COFFEE

De silencios
La sirena construye el canto.

Su voz regresa al mar,
Atraviesa un aro verde que la rodea.

En mis labios el beso permanece.

Bajo los cabellos
Sus dos pechos se sugieren,
Su doble cola se sugiere.

De silencios
La sirena construye el canto:
Deja un raro gusto en la memoria.


TRIBUTE TO GERBER PRODUCTS COMPANY

La bella Ann,
Pelo alborotado y ojos azules,
No quiso un lugar más cómodo en el mundo
Con tal de que pediatras saludaran a su madre inútilmente,
Sin dibujos de animales y dados,
«With commitment to happy, healthy babies all over the world».
Cuando tenía cinco meses de edad
Vivió en Florida,
Al lado de Dorothy Hope.

Cuando vi a Ann en 1984
Ni siquiera hice el intento por salvarla.
Yo alimentaba mis ideas infantiles
Con algo semejante al puré de manzana,
En tanto que la bella Ann
Esbozaba un puchero.


Manuel Parra Aguilar. Hermosillo, Sonora, 1982. Maestro en Estudios de Arte y
Literatura por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Ha sido profesor
de la Escuela de Escritores de Sonora. Ganador del Premio Internacional de
Poesía Jaime Sabines 2021; el Concurso del Libro Sonorense en el género de
Ensayo; los Juegos Florales Iberoamericanos Ciudad del Carmen 2019; el Premio
Filosofía y Letras BUAP en la categoría de cuento y poesía 2019; el Premio
Nacional de Cuento Breve de la revista Punto de Partida, UNAM; el XV Premio
Nacional de Poesía Amado Nervo, 2016; el XII Premio Nacional de Poesía Alonso
Vidal, 2013; el Premio Internacional de Poesía Oliverio Girondo, organizado por la
Sociedad Argentina de Escritores, SADE, entre otros. Libros de poemas:
Permanencias, Breves, Portuaria, Pertenencias, Manual del mecánico, En el
estudio y Más le valiera morir.

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